Partiendo de la base de que en Canarias solo hacemos pesca artesanal, sostenible y responsable, es de suponer que el futuro sea halagüeño. No obstante, las vicisitudes y los inconvenientes a los que nos vamos enfrentado no son pocos, y nos limitan bastante, hasta el punto de tener que amarrar la flota para determinadas pesquerías, o limitar la actividad por duplicidad de normativas que se superponen por competencias territoriales.
Aun así, el sector se resiste a decaer ante retos que se hacen cada vez más exigentes y que nos llevan a tener que ser cada ves mas resilientes.